Digitalización industrial y obsolescencia de sistemas

La digitalización industrial es una realidad: un hecho que trae grandes oportunidades, pero también conlleva desafíos considerables. En los últimos años se ha visto cómo la tecnología no ha dejado de sorprender y ha aportado al sector múltiples innovaciones que han permitido automatizar procesos, simplificar el día a día en la planta y aumentar la productividad.

Sin embargo, no se puede dejar de mencionar que sumarse a la digitalización lleva a asumir retos importantes, y es que el cambio se convierte en algo constante. De hecho, se puede decir que esto es algo que se ha acentuado con los años.

El cambio constante de la Industria y la nueva tecnología

El cambio contante de la industria es el reto de la digitalización industrial. Antes era normal ver cómo nuevas tecnologías surgían cada cierto año, lo que llevaba a adquirir nuevos sistemas que se adaptaran a las necesidades del momento. Ya se podía hablar, pues, de obsolescencia de sistemas. No obstante, una tendencia que se ha hecho evidente es que lo que antes tardaba años en pasar ahora sucede a veces en solo unos meses.

Inteligencia artificial, soluciones en el cloud, IoT… Todas estas son tecnologías que han surgido en los últimos años y que no dejan de transformarse. Lo que hace apenas un año era plena actualidad ahora no es ni mucho menos la solución más eficiente e innovadora del mercado.

La obsolescencia de sistemas se ha convertido en una problemática con la que la industria tiene que lidiar ahora constantemente. Y esto implica una buena gestión de la digitalización y una estrategia que tenga en cuenta el futuro.

Digitalización industrial

Causas de la obsolescencia de sistema.

Hay varios motivos por los que un sistema industrial o software puede quedarse obsoleto. Es importante identificarlos, porque anticiparse permite actuar de forma proactiva y solucionar la situación antes de que se convierta en un verdadero problema. Estas son algunas causas que se deben tener en cuenta:

  • Problemas de stock por parte de los OEM (Original Equipment Manufacturer). Si dejan de producirse Los recambios y piezas de un determinado sistema supone un verdadero problema que obliga a hacer un cambio en las instalaciones. La parte buena es que muchos de los fabricantes avisan con antelación de esta decisión y en algunos sectores es incluso obligatorio hacerlo. Así, es posible actuar con tiempo sin necesidad de encontrarse en una encrucijada en la que el sistema deje de funcionar y sea imposible repararlo.
  • La instalación pierde eficiencia y eficacia. O, simplemente, aparecen en el mercado soluciones más eficientes y eficaces que hacen que la fábrica deje de ser competitiva. Esto, de hecho, puede ejemplificarse con el caso que todos conocemos de la conexión a Internet: lo que en su momento nos parecía rápido resulta ahora, en comparación con lo que solemos encontrar, extremadamente lento. Si una empresa siguiera navegando a esa velocidad, se vería superada por otras de la competencia.
  • El sistema deja de funcionar. A veces la señal de que hay que hacer un cambio en las instalaciones es tan simple y evidente como que los sistemas empiezan a presentar errores y, finalmente, dejan de funcionar.
  • Aparecen nuevas tecnologías. Esto está relacionado con el segundo punto: a veces, no se trata de que el sistema actual baje el rendimiento, sino que el problema es que aparecen otros que funcionan de forma mucho más eficiente. En todos los sectores se pueden encontrar ejemplos de tecnologías que han sustituido a otras, y la industria no es una excepción.

Consecuencias de trabajar con sistemas obsoletos

Una vez identificado el problema, la decisión está clara: ponerle remedio o convivir con él. Tenemos que ser conscientes de que mantener la planta actualizada marca una gran diferencia.

En primer lugar, es importante considerar que usar tecnologías obsoletas se traduce directamente en una pérdida de productividad. Además de aparecer fallos que ralentizarán el trabajo, probablemente se estarán perdiendo oportunidades de automatizar procesos. Al final, este hecho supone no solo una menor eficiencia, sino también una mala gestión de los recursos.

Pero, aún más grave, lo que es un motivo de preocupación es la falta de seguridad que muchas veces viene de la mano de trabajar con sistemas anticuados. Esto se manifiesta de dos maneras. Por un lado, un sistema obsoleto no incorporará probablemente las últimas mejoras en seguridad; por otro, si empieza a resentirse su funcionamiento, podrían fallar los mecanismos de seguridad, lo que supondría graves consecuencias.

Esto no quiere decir que las instalaciones hayan de renovarse constantemente. La clave está en un buen diseño que tenga en cuenta no solo los desafíos presentes, sino también los que pueden aparecer durante los próximos años.

¿Cómo combatir la obsolescencia de sistemas?

Para combatir la obsolescencia de sistemas y evitar las consecuencias que este problema tiene para la industria, hay ciertos aspectos que se pueden y deben tener en cuenta:

Hay que estar atento a los anuncios de los OEM (Original Equipment Manufacturer) que decidan descontinuar productos. De esta manera, es posible hacerse con recambios para un tiempo y empezar a plantear el siguiente paso de forma proactiva.

El diseño de las instalaciones no ha de estar centrado solo en el presente. Para hacer frente a los retos que plantea la industria 4.0, es necesario plantearse también qué áreas deberán desarrollarse en un futuro cercano y con qué herramientas. Solo así se puede conseguir alargar la vida útil de un sistema.

No hay que infravalorar las tecnologías emergentes.  El IoT, la inteligencia artificial, el big data y otras muchas son tecnologías recientes que han crecido exponencialmente en un periodo relativamente breve de tiempo. Por lo tanto, lo que hoy parece no tener importancia puede ser fundamental en el día a día dentro de pocos años. Es importante analizar qué oportunidades puede ser interesante explorar próximamente para no cerrar puertas.

Es importante apostar por la conectividad para afrontar los retos de la industria. Sin ir más lejos, los datos recabados por sensores son claves para el mantenimiento industrial, pero aprovecharlos solo es posible con una infraestructura bien conectada.

Mantenimiento preventivo: fundamental para alargar la vida de los sistemas

El mantenimiento preventivo permite adelantarse a posibles fallos y conseguir así que los sistemas funcionen correctamente durante más tiempo. En este sentido, hemos de destacar una vez más el papel de los sensores, que monitorizan datos diversos y son capaces de detectar que algo no va bien antes de que se produzca una avería.

Recuerda que, más allá de la importancia de mantener tu planta actualizada con tecnologías útiles para tu sector, asegurar el buen estado de las instalaciones es fundamental.

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